Hay una serie de motivos por los que esto puede suceder. Es posible que esté desarrollando  un resfriado, que haya depósitos o restos de suciedad en las lentes de contacto, o se haya producido una pequeña muesca en uno de los bordes. Si no ha limpiado correctamente las lentes de contacto, es posible que queden depósitos, de modo que límpielas de nuevo. Si ha limpiado sus  lentes, comience lavándolas a fondo con una solución salina o una solución limpiadora única (o todo en uno) para eliminar los restos de suciedad (nunca utilice agua ni soluciones que no sean limpiadoras). Examine detenidamente la lente de contacto en busca de muescas y roturas; si la lente está dañada, debe deshacerse de ella. No siga utilizando una lente que le resulte incómoda o le irrite los ojos. Consulte a su óptico - optometrista.